sábado, 17 de abril de 2010

DESTINO: CAPITULO 11




Disclaimer: Todos los personajes y lugares conocidos son propiedad de J.K. Rowling; los demás son fruto de mi activa y a veces alocada imaginación.

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Luego de al menos quince minutos poniendo al corriente a Ron de los motivos por los que Draco Malfoy se encontraba cómodamente sentado en el sillón, el pelirrojo sacudió la cabeza incrédulo; el que Malfoy viera la escena entre aburrido y burlón, no estaba ayudando mucho.

- ¡Que no! ¿No se dan cuenta? ¡Está mintiendo! Lo que quiere es información para poder llevársela a Nott. – el muchacho se había aferrado a esa teoría y no iba a dejarla así nada más.

- Ron, te contamos lo del Veritaserum, no está mintiendo. – replicó Harry, pasándose la mano por el cabello; empezaba a cansarse y aún ni siquiera habían oído a Malfoy.

- Eso no prueba nada. – descartó Ron.

- Lo prueba todo, Ron, no seas terco. Ya escuchaste, él no tiene motivos para mentir, sólo está buscando su propio beneficio. – terció Hermione.

- Y sabe que tiene más que perder si se atreve a traicionarnos. – se sumó Harry.

Un sonoro carraspeo interrumpió su discusión.

- No es que sus insultos y amenazas me importen en lo absoluto, pero no pienso quedarme a vivir aquí, así que o hablamos ya, o me voy. – les advirtió el rubio poniéndose de pie.

- ¿Crees aún que tienes derecho a poner condiciones? – Ron le salió al paso.

Hermione se acercó a Harry y le tocó suavemente el codo.

- ¿No crees que deberíamos dejar que se peleen? He leído que eso puede ayudar a aligerar tensiones. – le susurró ella.

- Si sugieres algo así es porque estás tan desesperada como yo harto. – la apoyó Harry. – Vamos a terminar con esto.

El muchacho se masajeó el puente de la nariz y se interpuso entre Draco y Ron.

- Escuchen, aunque la idea de arreglar nuestras diferencias ahora no me molesta; es más, te golpearía con gusto, Malfoy, estamos en medio de una crisis. Ron, te preocupas tanto como nosotros por lo que está pasando y necesitamos que te calmes, ¿de acuerdo? Vamos a escuchar a Malfoy, y si lo que nos dice resulta útil, habrá valido la pena aguantarlo. – le dijo a su amigo con una mirada significativa.

Ron lo vio impotente, pero retrocedió algunos pasos, dando un resoplido.

- Bueno, Malfoy, somos todo oídos. – le dijo Harry al rubio.

Draco volvió a su asiento, intercambiando una mirada furiosa con el pelirrojo, pero sin dar alguna otra muestra de hostilidad.

- Repasemos lo que ustedes dijeron, eso sería lo más inteligente. – empezó el muchacho. – Primero, asumen que Nott es quien está detrás de todo esto, pero en gran parte se equivocan.

- ¿Nott tiene un jefe? – Harry se adelantó interesado.

- No un jefe, Potter, no exactamente. Theodore no está solo en esto; para empezar, todo ha sido planeado por su abuelo, digamos que él es el cerebro, aunque Nott tampoco es ningún idiota. – reconoció Draco de mala gana.

Hasta Ron dejó su actitud malhumorada para fruncir el ceño confundido.

- El abuelo de Nott está muerto. – anotó Hermione. – No creo…

- Es una suerte que ustedes lo sepan todo, ¿eh? – la cortó Draco sarcástico.

- ¿Estás seguro de lo que dices? – Harry intervino con una mirada de advertencia.

- Por supuesto. Todo el mundo lo sabe; bueno, todos los cercanos a…- el rubio se mostró ligeramente incómodo.

- Voldemort. – completó Harry.

- Sí, a él. – aceptó Draco, recuperando el aplomo. – Y antes de que empiecen a preguntar, no, no tengo idea de porqué fingió su muerte y mucho menos los motivos que tuvo el Señor Oscuro para perdonarlo. Se decía que estaba muy viejo y enfermo para ser de utilidad, y como su hijo, el padre de Theodore, se unió de inmediato, supongo que eso lo compensó.

- Pero si está tan enfermo, ¿cómo es que ha podido idear todo esto? – le preguntó Hermione.

- No estoy seguro, quizá no está tan enfermo como dicen; y aún cuando fuera así, para eso tiene a Theodore. Él viaja reclutando seguidores, se encarga de los detalles; tal vez ustedes no lo sepan, de nuevo, pero él es mucho más poderoso de lo que siempre le ha gustado aparentar. – continuó Draco.

- Casi no hablaba en Hogwarts. – recordó Ron, uniéndose a la conversación.

- Ni siquiera en Slytherin, Weasley. Siempre fue muy reservado, se mantenía al margen de todo lo que pasaba. Aún al final, parecía que nada le importaba. Cuando su padre murió, no se supo más de él hasta hace unos meses. – recordó el muchacho.

- Entonces es el abuelo de Nott quien está detrás de todo esto, y Theodore vendría a ser algo así como quien hace el trabajo sucio, ¿verdad? – recapituló Harry, intentando poner orden en sus ideas.

Draco asintió de mala gana.

- Se rumoreaba que el viejo Nott está realmente loco; ya saben, en el sentido de desquiciado, y que era capaz de cualquier cosa por el Señor Oscuro. – anotó al fin.

- ¿Y sabes qué o a quién desean invocar? ¿Qué es lo que buscan con ese ritual? – preguntó Hermione.

- Theodore ha sido muy cuidadoso con eso; no me ha dado ningún detalle, sabe que no puede confiar completamente en mí y dudo que lo haga en alguien, la verdad. – se encogió de hombros el rubio.

Los tres chicos, que lo oyeron atentamente, empezaron a pensar a toda velocidad; por unos minutos, todo fue silencio.

- Malfoy, sospechamos que secuestraron a un muggle, quien resultó ser un squib, ¿es parte eso del ritual? – preguntó Hermione de pronto.

- Ah, eso, ¿ya lo hizo? Es demasiado pronto. – por primera vez, Draco lució sorprendido.

- ¿”Eso”? ¿A qué te refieres? – Harry dejó su caminar nervioso.

- ¿Pero es que no saben nada? Granger, creí que vivir en una biblioteca les permitiría conocer algunos hechos básicos. – Malfoy recuperó su sarcasmo.

- Sé claro, Malfoy. – le espetó Ron molesto.

El rubio rodó los ojos con expresión hastiada.

- ¿Saben al menos en dónde se hará el ritual? ¿Los elementos? – inquirió a su vez.

- El 30 de abril, en Alemania; las montañas de Harz, para ser más exacta. – replicó Hermione al momento. – Es muy posible que opten por el pico más alto, Brocken. En cuanto a los elementos sé que son necesarios al menos doce magos para llevarlo a cabo.

- ¡Diez puntos para Gryffindor por tragarte la enciclopedia! – se burló Draco. - ¿Y qué pasa con los sacrificios? ¿Las ofrendas?

- ¿Usarán al squib como sacrificio? – Ron se veía horrorizado y fue el primero en reaccionar.

- Para empezar, pero no debe ser hasta el momento del ritual; no entiendo porqué Nott se ha apurado con eso, sólo llamará la atención. – el rubio frunció el ceño.

- ¿A qué te refieres con “para empezar”? – inquirió Harry de pronto.

- No puedo asegurarlo, pero un squib no parece suficiente. Estos rituales son complicados, Potter, hay muchas formas de hacerlos, mucho que pedir y ofrecer. Tratándose de los Nott, no creo que pidan poco y por lo mismo deben dar más a cambio. – expresó el muchacho con lógica.

- ¿Crees que puedan ir por más personas? – se dirigió a él Hermione.

Draco se encogió de hombros, sin parecer muy interesado por su preocupación.

- De nuevo, no tengo cómo saberlo, pero no sería nada raro. – aceptó.

Nuevamente el silencio se apoderó del lugar, con sus ocupantes pasando los ojos de un lugar a otro; sólo Malfoy mantenía la mirada fija en el candelabro.

- ¿Qué te ha pedido exactamente Nott? – le preguntó Harry.

- Por ahora, nada. Supongo que sólo está reuniendo a la gente necesaria. Granger tiene razón en algo, debe contar al menos con doce magos para iniciar el ritual. – respondió Malfoy.

- ¿Eso es todo de lo que estás enterado? - insistió Harry.

- Hasta que Nott se ponga nuevamente en contacto conmigo, si. Pero creo que les he dicho bastante, ¿no? – replicó soberbio.

- Algo. – reconoció Ron a medias.

- Bueno, ¿y qué van a hacer? – fue el turno de Draco de preguntar.

- ¿Hacer? – repitió Hermione.

- Sí, hacer. ¿Cómo van a detener a Nott? ¿No es eso lo que les gusta hacer? ¿Salvar a todo el mundo? – bufó el rubio.

- Tendremos que usar lo que nos has dicho y pensar en ello, Malfoy; no podemos simplemente actuar. – le respondió Hermione.

- Sí, y además tenemos que informarle a...- antes de que Ron concluyera la frase, una mirada furiosa de su amiga le obligó a callar.

- ¿Informar a quién? – Malfoy levantó la mirada suspicaz.

- A nadie que te importe. – terció Harry cortante. – Lo que nos has dicho servirá, Malfoy; ahora necesito saber algo muy importante. ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar? – hizo la pregunta con voz grave.

Draco le sostuvo la mirada, mientras Hermione lucía nerviosa y Ron confundido.

- ¿Esperas que me convierta en su espía? – preguntó él a su vez.

- Puedes averiguar cosas que nosotros no. – fue Hermione quien contestó. – Y si cae Nott, será lo mejor para tu familia.

Malfoy ladeó la cabeza con expresión calculadora y entrecerró los ojos antes de responder.

- Pensaré en eso; pero desde ya les digo que si aceptara, tendrán que poner primero a mi madre a salvo. – les advirtió. – Y algo más; no soy como ustedes, ¿de acuerdo? No me interesa ayudar a nadie y muchos menos poner en riesgo mi vida, así que no esperen heroísmos de mi parte.

- Eso no es algo que no supiéramos ya, Malfoy. – mencionó Harry como si fuera muy obvio.

- Siempre has sido un cobarde convenido. – se sumó Ron.

Malfoy abrió la boca para responder a eso, posiblemente con otro de sus insultos, pero pareció pensarlo mejor y se contentó con mirar al pelirrojo con su desprecio habitual.

- Me voy ya; cuando tome una decisión se los haré saber. – dijo el rubio encaminándose a la chimenea para tomar un puñado de polvos Flú. – Recuerden lo que les dije de mi madre, e infórmenle a quien sea que los esté ayudando.

Sin esperar respuesta, entró en la chimenea, y tras pronunciar “Malfoy Manor”, desapareció.

Harry se movió de inmediato, y tras intercambiar un gesto con Hermione, dejó el salón.

- ¿A dónde fue? - preguntó Ron

- Necesitamos hablar con Moody. – le hizo ver la chica.

- Eso ya lo sé, pero ¿para qué…? – el pelirrojo calló al oír la puerta del frente abrirse. – No irá a hacer lo que estoy pensando.

- Sí, eso hará, Ron. Le hicimos una promesa a Moody y vamos a cumplirla, debemos ir ahora. – le contestó Hermione.

Unos segundos después, Harry volvió a la habitación, sólo que esta vez traía compañía.

- ¿Qué ha pasado? – les preguntó Travis con expresión alerta.

- Llévanos con Moody, tenemos algo que decirle. – indicó Harry.

El mayor los miró curioso, pero tras pensar un momento, asintió en silencio.

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El salón principal de la casa que Moody y los aurores extranjeros usaban como cuartel general, parecía una verdadera Torre de Babel.

Harry, Ron y Hermione estaban sobre el viejo auror, hablando todos al mismo tiempo y mareando al pobre hombre, quien intentaba controlar a su ojo mágico, que daba vueltas, al parecer tan alterado como su dueño.

Laria había empezado a maldecir en griego, o eso parecía, mientras Travis intentaba calmarla con alguna de sus bromas, aunque en realidad daba la impresión de querer fastidiarla un poco y marcaba más su acento para hacerla enfadar. En tanto, Kim, permanecía en un rincón, farfullando algunas palabras en su idioma, como si meditara.

Cuando las voces se hicieron demasiado altas para poder siquiera comprender lo que le decían en “su idioma”, Moody dio un alarido de furia que hizo retumbar las ventanas, y consiguió que todos guardaran silencio.

- ¿Pero es que han perdido la razón? ¿Qué pasa con ustedes? ¿Les matará hablar de uno en uno? – el viejo se apoyó en el bastón, llevando la mirada de uno a otro.

- Hemos venido a tratar un tema muy serio contigo, Moody. – le explicó Harry, más tranquilo.

- También yo necesito darte mis informes. – intervino Kim con su voz pausada.

- Y obviamente yo traje a estos tres. – se sumó Travis, señalando a los más jóvenes y girando a mirar a Laria. - ¿Qué pasa contigo? ¿Alguna noticia para aportar?

- Sólo quería saber qué está pasando. – reconoció la mujer.

- ¿Y por eso me echabas todas esas maldiciones? – saltó el rubio ofendido.

- ¡Por supuesto que no! – se defendió Laria al instante.

- ¡Vamos! Todo es que decías no eran saludos para mi madre. – mencionó Travis con sarcasmo.

- ¡No empiecen de nuevo! – gritó Moody ya muy disgustado. – Yo digo quién habla y cuándo, ¿está claro? Búsquense un lugar para sentarse y Kim puede empezar, no creo que tarde.

El oriental hizo una ligera venia y esperó a que todos se hubieran sentado, para iniciar su relato.

- Acabo de llegar de Bristol; fui a vigilar a Selwyn y Travers, como hago siempre con los mortífagos que tenemos bajo sospecha. Me dirigí primero a casa de Selwyn, pero contrario a lo que acostumbra, no se quedó allí, sino que se enrumbó a la taberna más alejada, supuse que para encontrarse con alguien, y no estaba equivocado. Poco después se le unió Travers, y pasaron casi una hora en la misma mesa, aunque apenas si intercambiaron alguna mirada; luego llegó Theodore Nott. – resumió Kim.

- ¿Tres mortífagos en un lugar público? Eso es un poco arriesgado, ¿no? – intervino Travis desde su butaca.

- Quizá, depende de cómo lo veas. – dudó su compañero. – Para nosotros, con todo lo que sabemos, claro que sí; sin embargo, a ojos de los demás no debe de haber nada especial en Nott, y el lugar es bastante discreto, lo suficiente al menos para que tres hombres con las cabezas cubiertas puedan pasar desapercibidos. – concluyó.

- ¿Pudiste oír algo? – inquirió Moody atento.

- Lo lamento, pero debí mantener una distancia prudente. El usar hechizos en un lugar así, y con semejantes seres, resulta muy arriesgado; tuve que conformarme con lo que pude intuir, y no resulta del todo bueno. Como dije, Travers y Selwyn apenas si hablaron mientras estuvieron a solas, y cuando Nott llegó, fueron más cuidadosos aún. Lo que es seguro es que les dijo algo inesperado, porque al dejar la taberna, esos dos parecían muy impresionados, asustados, para ser más exacto. Luego seguí a cada uno a su escondite y vine a reportarme. – culminó su informe.

Moody empezó a golpear con su bastón la fría moqueta, muy pensativo.

- Nott debe de haberles dicho algo nuevo; su siguiente paso, quizá. – especuló el viejo en voz alta.

- ¿Y cómo podemos averiguarlo nosotros? – le preguntó Laria.

- Creo que deberemos coger a uno de esos dos para saberlo, no tenemos otra opción. – sugirió Travis con un suspiro resignado. – Aunque eso pondrá a Nott sobre aviso.

- ¿Podrían escucharnos un momento? – los interrumpió Harry, alzando al voz.

Los mayores giraron a verle con expresión interrogante, y el muchacho los miró a su vez algo enfadado.

- Le pedimos a Travis que nos traiga aquí porque tenemos noticias importantes; es más, pude haber una manera de saber lo que planea Nott sin descubrirnos. – explicó Harry.

- Eso suena interesante. – comentó Travis alzando las cejas.

- Habla. – le pidió Moody.

Durante los siguientes minutos, Harry relató todo lo ocurrido desde la llegada de Draco Malfoy a Grimmauld Place. Lo que les contó el muchacho, y su posible inclusión como espía, así como también su propia opinión, sin omitir ningún detalle.

Cuando terminó, un pesado silencio se instaló en el salón; Moody y los otros tres aurores mostraban diferentes expresiones, que iban del abierto entusiasmo, a la desconfianza absoluta.

- Ese chico no me gusta para nada, pero bien llevado, el plan puede funcionar. – Travis fue el primero en hablar.

- Eso mismo creemos nosotros. – replicó Hermione.

- ¿Creemos? No me incluyas, Hermione, sabes que no estoy de acuerdo con esto. – Ron se cruzó de brazos obstinado.

- Apoyo al pelirrojo, debe de ser una trampa. – Laria mostró también su inconformidad.

- Es Ron. – la corrigió el chico algo ruborizado.

- Ah, si, Ron, disculpa. – aceptó la mujer, para luego agregar. – Ese muchacho proviene de una familia de mortífagos; es un mortífago, por Circe, sería una locura confiar en él.

Kim cabeceó en señal de afirmación, aunque una ligera duda pareció revolotear en su mirada; en tanto, Moody chasqueaba la lengua y se tocaba la mutilada nariz con un dedo.

Hermione miró a Ron furiosa, pero él mantuvo su expresión reprobadora. Harry vio alrededor y se pasó la mano por el cabello antes de ponerse de pie y aclarar su garganta para llamar la atención.

- Miren, confío en Malfoy tanto como ustedes; es decir, nada, y está bien, se lo ha ganado. Pero estamos en una situación difícil, y no podemos darnos el lujo de descartar la única opción que tenemos. – expresó el joven. – Tal vez Draco Malfoy ser un cobarde traidor, pero ya ha pasado por una situación similar antes, y casi muere; además de que está su madre en juego, y me consta que debe de ser la única persona, además de sí mismo, a quien realmente quiere, no creo que la pusiera en medio de todo esto para ganar algo.

- Harry está en lo cierto. – lo apoyó Hermione. – Les contamos la trampa del Veritaserum; no ha mentido, y hasta dejó muy en claro que si nos ayuda será sólo por su conveniencia, y si podemos prometerle que su madre estará a salvo.

- Ese es un punto interesante; nadie que se preocupe así por su madre puede ser un completo villano. – reconoció Kim.

- No me digas que estás considerando seriamente esto; Kim, es ridículo. – intervino Laria.

- No todo es lo que parece en esta vida, Laria, no existen el bien y el mal absoluto. – comentó él con gravedad.

- Muy cierto; como diría mi madre, “en el mundo hay muchos colores, no sólo blanco y negro”.- se sumó Travis.

Laria bufó frustrada y miró fijamente a Moody.

- ¿Qué piensas tú, Alastor? – le preguntó.

El viejo se apoyó aún más en el bastón, e hizo girar su ojo de un lado a otro antes de contestar.

- Esto de usar espías nunca me ha gustado, y menos si son tipos de semejante calaña. – dijo al fin. – Sin embargo, Potter tiene razón en que el chico Malfoy se preocupa por su madre, y eso cuenta; lo que debemos hacer es usar esa debilidad a nuestro favor. ¿Quiere que protejamos a su madre? Bien, lo hacemos, pero él tendrá que hacer su parte. – sentenció.

- ¿Estás hablando de chantaje? – lo encaró Harry, viéndolo inquieto.

- Intercambio de favores, Potter, nada más. – replicó el viejo.

- Lo mismo dijo él. – observó Hermione.

- ¿Lo ven? Sólo me pongo a su nivel; es la mejor forma de tratar con esta gente. – dijo Moody.

Harry suspiró y miró a Hermione sobre su hombro. Ambos pensaban lo mismo; lo último que querían era actuar igual que los mortífagos, pero discutir todo eso con Moody hubiera resultado inútil.

- Bueno, entonces estamos todos de acuerdo en que debemos incluir al chico Malfoy, ¿cierto? – preguntó Travis.

Laria sacudió la cabeza y miró al techo sin responder, mientras Kim asentía en silencio.

- Si es bajo los términos de Moody, está bien; pero no podemos quitarle un ojo de encima. – advirtió Ron por su parte.

- Hermione y yo también estamos de acuerdo, claro. – se unió Harry, mientras la joven asentía con firmeza.

- Muy bien, coincidimos todos; bueno, casi todos. – se corrigió Moody al oír el bufido de Laria. – El chico Malfoy está dentro; cuando se ponga en contacto con ustedes pueden decirle que nos encargaremos de su madre si él cumple con informarnos de todo lo que le diga Nott. – indicó a los más jóvenes.

Harry, Ron y Hermione se miraron entre sí, cabeceando y haciéndose gestos, que hicieron fruncir el ceño a los demás.

- ¿Qué pasa? – inquirió Moody desconfiado.

- Lo que ocurre es que deseamos tener una participación más activa. – explicó Harry. – Ya lo hemos hablado desde hace semanas, no podemos quedarnos en casa esperando tan sólo que las cosas pasen.

- Pensé que había dejado claro… - empezó Moody.

- Estamos cumpliendo con lo que prometimos; vinimos de inmediato a contar lo ocurrido con Malfoy, ¿no? Pero si queremos realmente ayudar, debe de haber algo más que podamos hacer. – lo apoyó Hermione.

- En eso si estoy completamente de acuerdo con ellos. – se unió Ron de inmediato.

- Ustedes apenas son cuatro y no sólo deben vigilar a Nott, sino a varios otros mortífagos; sin mencionar lo que dijo Malfoy de las ofrendas. – insistió Hermione. - ¿Qué pasa si van tras alguien más? Necesitarán ayuda.

- Ten por seguro que nos las arreglaremos, estamos más que cualificados para enfrentar esto. – la interrumpió Laria. - ¿En qué podría ayudar una niña como tú?

- ¡No le hables así! – intervino Harry, adelantándose. – Ella ha hecho por el mundo mágico mucho más de lo que puedes imaginar.

- Harry… - la chica hizo un gesto para que no hablara más.

- Es la verdad, y ellos hacen mal en intentar hacernos menos todo el tiempo; estoy harto de sus insinuaciones acerca de lo jóvenes que somos y lo poco que sabemos, ¿de qué sirve entonces todo por lo que hemos pasado? – continuó el muchacho de mal talante.

- ¡Hey! Tranquilo ahí, Potter, que nunca me he metido con ustedes, y mucho menos los he subestimado. – se defendió Travis en el acto.

- Quizá tú no, pero ella continúa llamándonos “niños”. – intervino Ron, señalando a Laria.

- Vamos, no pueden hacer caso de lo que Laria diga; la conozco hace meses y sigue llamándome “estúpido aussie”, sólo ignórenla. – el rubio se encogió de hombros.

- ¿Disculpa? – la aludida se irguió muy ofendida.

- Será mejor que guardes silencio si quieres seguir con esta asignación, Laria, ¿está claro? – Moody le dirigió una mirada significativa, casi misteriosa.

La mujer lo miró desafiante, pero asintió como si le costara un esfuerzo sobrehumano.

- ¿Ven? Casi les ofreció disculpas; viniendo de ella no es poca cosa. – Travis hacía lo posible por mantener el ambiente calmado.

- Si me permiten, quisiera dar mi opinión. – la suave voz de Kim llamó su atención. – Creo que de alguna u otra forma, todos actuamos como dueños de la razón, y eso es muy peligroso si estamos del mismo lado. Harry, tú y tus amigos tienes derecho a sentirse ofendidos si creen que se les ha faltado el respeto; nunca lo haríamos adrede, sabemos todo lo que han hecho, y les estamos muy agradecidos por ello. Por otra parte, espero que sepan comprender nuestra posición. Hemos venido de lugares muy lejanos, tenemos instrucción y costumbres diferentes, que a veces pueden provocar ciertas fricciones, aún entre nosotros que llevamos algún tiempo trabajando juntos. Sin embargo, debemos tener todos muy claro que sin importar cuán diferentes seamos, tenemos un objetivo común, y es más lo que nos uno que lo que nos separa. – terminó su pequeño discurso el mago.

Los más jóvenes lo vieron con aprecio; casi les recordó a Dumbledore con sus llamadas a la unidad; mientras que sus compañeros asintieron en señal de conformidad; hasta Laria tuvo la delicadeza de lucir ligeramente avergonzada por su anterior explosión.

Moody aspiró con fuerza, y apoyado en su bastón, se incorporó para situarse en el medio de la habitación.

- Bueno, yo no lo habría dicho mejor. – reconoció el viejo con una sonrisa torcida. – Supongo que después de todo podríamos hacer algunos ajustes.

Harry lo miró anhelante, lo mismo que sus amigos.

- Las cosas irán así, y desde ya digo que no acepto quejas, y a quien no le gusten, se puede ir. ¿Quieren más acción? La tendrán, pero bajo mis términos, ¿comprendido? – preguntó.

Los chicos se apuraron a asentir.

- Bien, empecemos con el asunto Malfoy. El muchacho hizo contigo, Granger, seguro que lo hará de nuevo porque le resulta más fácil al estudiar en el mismo lugar. Cuando lo haga, házmelo saber, y Kim se reunirá contigo para asegurarse de que no miente, ya él te guiará para hacerlo de la mejor forma. – empezó sus asignaciones.

Hermione le sonrió amablemente al oriental, que a su vez hizo una ligera reverencia en señal de respeto.

- ¿Qué sigue? Ah, si, la investigación. – rumió Moody por lo bajo y con cierta inquietud. – Muy bien…Laria se ha venido encargando de eso y no tiene sentido que cambiemos, de modo que Weasley puede darle una mano y así informarse de todo lo que ocurre; luego podrá contarle a sus amigos y todos sabremos lo mismo. – indicó.

La idea no pareció caer muy bien a ninguno de los dos; Ron se veía espantado de tener que pasar tanto tiempo con una mujer de carácter tan volátil, mientras que ella chasqueó la lengua y negó con la cabeza.

- Eso los deja a ustedes dos. – Moody miró atento a Travis y Harry. – Quiero que se aseguren de seguir a Nott cuando esté en Londres, y también a Jugson y Mulciber, que según nuestras fuentes del Ministerio, se esconden cerca de Surrey. No tengo que decirles lo delicado de este trabajo y cómo la menos indiscreción puede arruinar todo, ¿cierto? – preguntó al mirar con ironía al rubio.

- No te preocupes, Moody, soy el mejor en lo mío. – se ufanó el australiano. – Harry y yo haremos un gran equipo, ¿verdad?

El muchacho cabeceó inseguro y forzó una sonrisa. Le agradaba Travis, pero ya imaginaba cuál sería su tema favorito de conversación.

- Eso será todo por ahora, ya coordinaremos detalles según avancen los acontecimientos, lo que espero sucederá en cualquier momento. Creo que ustedes tres deberían volver a casa; Taylor, ve que lleguen bien. – indicó el viejo.

Los chicos se despidieron, y una vez fuera, dejaron el lugar para aparecer frente a la Casa Black. Travis, que los había seguido, se quedó en la acera del frente, retomando su vigilancia.

Una vez dentro, Ron se dirigió a las escaleras; pero antes de empezar a subir, llamó a sus amigos.

- ¿No vienen? – les preguntó.

Harry miró a Hermione de reojo.

- Seguro. – contestó.

- Yo quiero leer un rato, no tengo sueño. – se excusó la chica.

Ron se encogió de hombros, y tras darle las buenas noches, subió seguido de su amigo.

Hermione se quedó en el salón, y escogía algunos libros de un estante, cuando escuchó pasos bajando las escaleras a toda velocidad.

No tuvo tiempo de sorprenderse al ver a Harry acercarse corriendo, porque el muchacho puso una mano sobre la suya y le susurró unas palabras rápidamente.

- Ven a mi habitación más tarde, necesitamos hablar. – le pidió.

- Pero…- no le dio oportunidad de objetar.

- Por favor. – añadió el joven viéndola con ansiedad.

Hermione dudó un segundo, antes de asentir en silencio. Harry sonrió agradecido y, tomando su chaqueta del sillón más cercano, subió nuevamente las escaleras, perdiéndose en el rellano.

La joven se mantuvo allí, de pie, con la mirada perdida y una mueca de angustia en el rostro. Tras aspirar profundamente, se dejó caer sobre la silla más cercana.

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Le hablan al destino...